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Por: Sergio Gil.

Cuando se han cumplido once años de construcción del proceso bolivariano que indiscutiblemente lideriza el presidente comandante Chávez, registrado en la historia de nuestro pueblo desde la victoria alcanzada en las elecciones de diciembre de 98, hecho posesión el 2 de febrero de 1.999.

En todo este tiempo de encarnada y dura confrontación de lucha de clases por mantener en pie la marcha de este particular proceso revolucionario, de carácter popular, pacífico, democrático-participativo, de liberación nacional de perspectiva socialista; en el que sin lugar a dudas ocupa en este siglo XXI, la heredada lucha por la culminación del sueño, del Libertador Simón Bolívar en alcanzar la definitiva independencia de nuestro pueblo y de los pueblos hermanos de Latinoamérica y el Caribe, la edificación de la Patria Grande.

La originalidad del proceso revolucionario venezolano está enarbolada en las banderas del pensamiento y el ideario libertario de Guaicaipuro, Bolívar, Sucre, Martì, Artigas, Zapata y de los próceres independentistas de nuestra Amerindia. En donde habitan las esperanzas de nuestros pueblos explotados y oprimidos, levantados en resistencia por sacudirse de una vez por todas la misma carga histórica que pesan sobre nuestras espaldas de recio coloniaje español, dictaduras militares y gobiernos de derecha pitiyanquis, socialdemócratas entreguistas, feudatarios del imperialismo yanqui.

El proceso revolucionario bolivariano, se ubica en un momento histórico de fuerte agitación y recrudecimiento del sistema capitalista que puja por su existencia en su máximo carácter devastador, subrayados entre sus contradicciones inherentes a su propia esencia, estructura y lógica expresadas en las particulares formación económica-social que reviste en cada sociedad.

Es por ello el desenvolvimiento de la actual crisis estructural del capitalismo en la que sí misma, se promueve temporalmente cíclico tratando de resurgir, sobreponerse y sobrevivir a su mecánica productiva expuestas en el desarrollo del trabajo social sobre los medios de producción controlado por el Estado y las políticas impuestas por la burguesía encargadas de concentrar, ahogar y estrangular cualquier expresión revolucionaria a través de las trabas burocráticas, impidiendo el crecimiento del movimiento popular y el avance de la conciencia crítica revolucionaria en los sectores progresistas y fuerzas revolucionarias de la sociedad.

En tal sentido el capitalismo siempre tiene que estar interviniendo en su descenso de capitales especulativos, transmitidos fundamentalmente en el sector financiero, motor de la acumulación ilícita de ganancias represadas en las concepciones economicistas de la inversión y la rentabilidad para la mayor obtención de las ganancias sobre la verdadera materia productiva como lo es la venta de la fuerza de trabajo por la clase trabajadora.

El proceso bolivariano, sin embargo en medio de tal crisis del capitalismo ha podido salirle al paso a este advenimiento inevitable y enfrentar con astucia y certeras medidas de ajustes, los efectos de la crisis en el aspecto económico sumado también a la crisis energética provocada por la misma capacidad destructiva del modo de producción capitalista en su forma depredadora del medio-ambiente, la biodiversidad y de los recursos naturales no renovables expresadas en la violación fehaciente del Protocolo de Kyoto expresada en el aventamiento de los gases de efecto invernadero acompañado de demás desastres ecológicos contra la naturaleza que han afectado el cambio climático, provocando con mayor intensidad, devastadores irrupciones naturales en los pueblos de nuestro continente y del mundo. De tal manera que el Gobierno bolivariano ha venido empleando políticas comedidas de ahorro energético y de reajuste económico a favor del necesario impulso aparato productivo nacional que nos aleje cada día mas de la dependencia monoproductiva de la explotación petrolera, apostando a la creación e incentivo de los fundamentales medios de producción, dirigiendo estas políticas a proteger los significativos progresos en materia de orden social, recuperación del PIB y del sector fiscal financiero (BCV) por concepto de ingresos en las reservas internacionales colocándolas a disposición de mejor distribución de la riqueza en los planes, proyectos y misiones sociales que lleva en marcha el proceso bolivariano.

El proceso bolivariano pese a todos los importantes saltos cualitativos que ha venido generando y desarrollando a lo largo de estos años de construcción democrática participativa por medio de la incorporación de las masas populares en la creación de la discusión y ejecución de la transformación social hacia el impulso de llegar a obtener el poder popular, esta tarea fundamental a la que el Gobierno bolivariano ha aportado herramientas sustanciales en el levantamiento de la discusión y organización política en el seno de la comunidad, del barrio, para la formación de los Consejos Comunales y las Comunas como espacio orgánico de toma del poder del pueblo, cuestión que para su concreción hace falta mucha maduración teórica en el estudio crítico del pasado, del desarrollo material de la lucha reivindicativa, de la estructura jerárquica del trabajo, la institucionalidad estatal, combinando la practica de la voluntad política y la conciencia de clase concreta en la que se pueda vislumbrar el alcance de los objetivos planteados de la revolución, rompiendo los esquemas, parámetros y obstáculos establecidos por el moribundo Estado burgués junto a su burguesía, sus beneplácitos oportunistas contrapuestas a las transformaciones de las luchas populares.

Teniéndose la necesidad de superar la contradicción (reforma o revolución) y a su vez poner en libro abierto, el esclarecimiento de la dirección hacia la toma real del (poder), el poder de clase, el que esta planteado y expresado en la lucha de clase ampliamente firme, vivo en el proceso revolucionario bolivariano, que no es más, que construir nuestro legítimo poder que de raíz y por esencia nos pertenece pero que hay que lucharlo, que hay que buscarlo en las empresas, al lado de los trabajadores peleando contra el sindicato patronal supeditado al poder empresarial, es con la construcción de los “Consejos de trabajadores” que ponga de igual a igual a los trabajadores, creando el poder obrero.

En esa misma onda, es necesario hacer la catarsis crítica y reflexiva a nuestro proceso bolivariano quien asume las riendas del poder en todas las estructuras del Estado, que en el provecho de su condición asignada por las mismas mayorías del pueblo, en vez de apoyar y fortalecer las bases sociales de los trabajadores ante sus luchas contra la opresión patronal y organización por el beneficio de sus intereses de clase, esta se distrae y cae en muchos abismos del reformismo haciendo mucho daño, desgastando el avance ideológico revolucionario y la unidad entre los explotados. Contándose muchas veces que en la hora determinada, el poder que reside en el Estado, no tiene la suficiente capacidad de permear la independencia política entre - la relación de la fuerza de los trabajadores y la lucha por la revolución-, donde se termina aceptando las obsoletas leyes laborales que en nada se ajustan a la realidad que se vive hoy en la nación; este retraso, contribuye a la dispersión, desanimo y división de las luchas de los trabajadores contra el abuso y la explotación patronal, no permitiendo la maduración de la conciencia de las masas trabajadoras explotadas.

El proceso revolucionario bolivariano necesita dotar de contenido clasista a la profundización de la lucha revolucionaria en los espacios obtenidos. Se hace necesario acelerar la concreción de la esperada nueva Ley del Trabajo adaptada a estos nuevos tiempos, de carácter obrero que contemplen los derechos y las garantías sociales y reivindicativas de los trabajadores en el progreso del esfuerzo colectivo, de la independencia motora productiva de la nación, cual políticamente se deslinde del coqueteo con la burguesía por completo y del reformismo, blindándose un camino para la construcción del poder obrero, en el que el pueblo construya su poder de clase pudiendo de esa manera hacerse mucho mas claro la llegada al socialismo.

Para un proceso revolucionario que libra sus actuales luchas por definir su total liberación nacional, actuando en un escenario que trata de integrar todos los valores progresistas contra la dominación ideológica-cultural establecida por el capitalismo; en la que están presentes las contradicciones por ser asunción de resolver y ser emancipación como lo son: la mujer, la diversidad sexual, el tema de género femenino, el poder popular, la tierra, la propiedad comunal, la propiedad pública, la propiedad social en la que todavía vive el capitalismo, la educación, la cultura y el arte popular, cuales todavía siguen estando en manos y en control de los sectores burgueses y reaccionarios.

Encontrándonos dentro del estadio de la agudización de la lucha de clases, mientras el proceso de liberación nacional avanza en su medida hacia la construcción de los espacios materiales y simbólicos planteados a conquistar por el proceso bolivariano y las clases revolucionarias socialistas que deben de ir armándose de radicalidad y poder creativo con el que puedan neutralizar las fases del capitalismo y el avance de la agresión imperialista contra nuestros pueblos de la región y del mundo; a las que le prestan colaboración las burguesías lacayas cuyo objetivo esencial es el saqueo y apoderamiento de los recursos energéticos y demás recursos en todas sus formas de expresión, sean naturales, hasta cultural y genética.

Intensificando, de tal forma la profundización de la democracia participativa y el poder popular por parte de las clases populares y las luchas en términos socio-culturales por parte de los sectores activistas de cultura revolucionaria contra: la dominación cultural burguesa que expresan los factores alienantes del consumismo capitalista, en la que se promueva la relación de contacto del hombre con la naturaleza; asumir la lucha frente al fundamentalismo anacrónico religioso impuesto por el culto alienante de la hipócrita y opresora Iglesia católica; luchar contra las teorías del eurocentrismo que dictan sus apologías de civilización superior, destilando su pestilencia racista y barbarie cultural contra todo lo que no sea grano de su costal.

Y por ultimo, seguir desarrollando la practica del internacionalismo proletario que forma parte del gran acumulado histórico de nuestro pueblo venezolano en la acción de confraternidad y hermandad con los pueblos de Latinoamérica, el Caribe, África y demás pueblos del mundo.

El proceso bolivariano significativamente ha abrazado la solidaridad internacional, avanzando en la construcción de espacios concretos en el relacionamiento mutuo y unidad entre los pueblos (ALBA), sirviendo de puentes de comunicación en la necesidad de unidad informativa posibilitando las condiciones de combatir contra el monstruo imperialista apoderado del espectro radioeléctrico y satelital en su uso para la actividad de inteligencia contra el movimiento revolucionario de izquierda, la tergiversación y la desinformación a nivel planetario, pudiendo hoy contar con (TELESUR) y apoyo en diversas fuentes de producción económica estratégicas (PETROSUR), (PETROCARIBE), unidad comercial y financiera (BANCO DEL SUR), intercambio solidario en materia y recursos tecnológicos, estudios profesionales, diversidad cultural y humana, entre otros.

El proceso revolucionario bolivariano tiene en su pueblo y al lado de los pueblos hermanos y solidarios de las luchas históricas por su definitiva liberación, la responsabilidad de construcción de una sociedad alternativa, que le ponga punto final a la irracionalidad cruenta del capitalismo proclive a su propia inmolación y las pretensiones hegemónicas del imperialismo. Esa sociedad no es otra que la sociedad socialista como paso hacia el comunismo en la que lleva consigo la acumulación de las fuerzas revolucionarias claras y conscientes en la aplicación de todas las formas de lucha ante el objetivo de la toma del poder y en la recuperación de los que nos ha sido expropiado en el transcurso de toda la historia de la lucha de clases hasta nuestros dias.

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