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DEBATE: LA JUVENTUD Y EL PARTIDO


Por Andrés Eloy Burgos.

Mal joven si mal rebelde. La ausencia de creatividad y disposición a la acción transformadora en los jóvenes resulta ser la inversión del orden natural que muestra un climaterio en plena pubertad.

El absurdo de la inversión del orden biológico natural antes mencionado no es una opción para la juventud revolucionaria venezolana que ha tomado conciencia del papel que debe desempeñar en la transformación del orden histórico actual que resulta ser irrefragablemente del absurdo.

La propuesta del Presidente Chávez de crear el PSUV representa una gran oportunidad para los jóvenes revolucionarios de participar en la construcción de una organización de vanguardia que contribuya a materializar los cambios necesarios dentro de una sociedad donde la burguesía pretende extender la ligadura en la melodía de la exclusión, discriminación y ladronismo per secula seculorum.

Las experiencias políticas en todo el mundo demuestran que el dogmatismo, la falta de renovación generacional y sobre todo la falta de unidad en los criterios que sustentan el pensamiento político de una organización pueden significar la extinción de un partido. Es necesaria la presencia juvenil rebelde, enérgica y transformadora para que el PSUV se convierta en una organización política que dinamice y cohesione a la multitud volcada a la construcción del socialismo venezolano y mundial.

El joven aspirante a militante debe luchar para que la estructura que adopte el partido permita una participación activa y directa de la juventud sin que se conforme la “llamada juventud de partido” que termina siendo un apéndice sin protagonismo y determinación que sólo recibe órdenes de un órgano superior de iluminados cuyas decisiones no expresan el sentir de los jóvenes del país ni de la organización. El principio del centralismo democrático propuesto por Lenin puede ser la solución al tema de la solapada exclusión que tiene lugar en los partidos donde existe la figura de la “juventud del partido”. Convencido estoy que la gran mayoría de los revolucionarios que se han sumado como aspirantes a militantes están de acuerdo con adoptar el principio del centralismo democrático leninista en la conformación del PSUV pues el mismo garantiza que las decisiones tomadas sean la verdadera expresión del sentir revolucionario socialista que no excluye ni subestima la capacidad creadora y emprendedora de la juventud.

Lo que aspiramos los jóvenes es tener el mismo poder de decisión que pudiera tener algún otro camarada de partido considerado bien sea por la edad o la experiencia “un militante “con todas las letras. Acá no existen patentes de corzo en la toma de decisiones y acciones revolucionarias. La lucha es contra el pensamiento retrógrado y conservador que sólo pretende reproducir el orden de explotación y privilegios de la burguesía mundial que en muchos casos diserta e influye en la determinación de los partidos con carácter revolucionario. La juventud lectora, trabajadora y crítica venezolana está bien clara, es por eso que exige que la estructura del partido permita una participación importante en las decisiones. Quizás pueda considerarse una locura hacer que el voto o la propuesta de un joven tenga el mismo peso que la de un militante pero quién más sabio para decidir la validez o la factibilidad de una idea que la plenaria del partido, que es la expresión más acabada de la organización popular en pro de revolución.

La presencia juvenil garantiza más que ninguna otra cosa la realización del proyecto revolucionario socialista del mundo. No subestimamos los aportes de la experiencia pero alertamos sobre los posibles fracasos que podrían presentarse en medio de un proceso revolucionario que sólo esté volcado al pensamiento con base en una experiencia que tiene pocas probabilidades de predecir los hechos y circunstancias pues demostrado está que la realidad tiene carácter dinámico y dialéctico por su carácter histórico. Nos bañamos en los mismos ríos más no en las mismas aguas. La juventud respeta y no subestima para ser respetado y no subestimado, no se puede esperar mejor conducta revolucionaria, conducta que resulta ser realmente significativa en la proyección del nuevo y más humano sistema de organización para la vida llamado socialismo.

“Mientras en el joven arde la llama en el viejo brilla la luz” nos dice Víctor Hugo pero compañeros, en revolución ¿qué es luz sin llama?

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