Por: Larissa Costas Manaure
El capitalismo ha desnaturalizado la lactancia materna a tal punto que ha generado todo un mercado surgido de la negación, aberración y mitificación de la capacidad de alimentar que tiene la madre humana. El mercado capitalista convence a la madre de una supuesta incapacidad de alimentar al niño, obteniendo cuantiosas ganancias anuales en alimento para bebés. La fórmula no reemplaza la leche materna. De hecho, el consumo de la misma no es beneficioso para el bebé y puede generar nefastas consecuencias, como cólicos o alergias al consumo de la proteína de la leche de vaca.
En las clínicas suelen alimentar al neonato con fórmula en las primeras horas de vida, contribuyendo al orden aberrado del mercado capitalista. Muchos bebés después no pueden dar marcha atrás generándose así una serie de inconvenientes posteriores. La leche materna se produce más rápido cuando la madre lacta dentro de la media hora después del parto. El Calostro es la primera leche que produce la madre inmediatamente después del parto, es el laxante natural que limpia el intestino del recién nacido. Conservándolo en un banco de leche materna, el calostro sirve para prevenir y curar las primeras fiebres del bebé, incluyendo las producidas por las vacunas.
Recientes estudios confirman que durante los primeros 6 meses de vida los niños y niñas sólo deben alimentarse de su madre, la leche de mamá tiene todo lo que necesita el bebé: aporta proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas, minerales y agua, en cantidad y calidad suficiente requerida para su crecimiento y desarrollo armónico, el bebé es más sano y tiene más defensas, previene las diarreas, evita los cólicos, es la vacuna para todas las enfermedades infectocontagiosas, está a la temperatura justa y no se descompone; la leche de mamá siempre está disponible, no se acaba y el bebé se puede calmar en el acto. La leche materna es higiénica pasa directamente del productor al consumidor, lo que evita contaminarse con microorganismos.
También favorece la maduración del Sistema Nervioso Central y Periférico, importantes en el desarrollo del coeficiente intelectual. Previene la anemia, estimula el desarrollo de los sentidos: al escuchar los latidos del corazón de mamá, ejercita el sentido de la audición; con el olor de la madre, el sentido del olfato; los cambios en los sabores de la leche, el sentido del gusto y el contacto de piel a piel, estimula el tacto y la corporalidad. Los movimientos que hace el bebé para la a succión y la deglución lo preparan para el desarrollo del lenguaje, evita la deformación de la dentadura y previene la caries dental.
A la madre aporta grandes ventajas: estrecha los vínculos entre la madre y el bebé, inhibe la ovulación: protege un 98% de nuevos embarazos con lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad. Permite la reducción de peso por el gasto energético para la producción de leche, reduce el riesgo de cáncer mamario, ovárico y uterino, disminuye los riesgos de infecciones post-parto, disminuye la depresión post-parto por la acción de la prolactina.
Los beneficios de la lactancia no se limitan a la madre, los niños y niñas, o el grupo familiar. Es una práctica que contribuye al país: es un alimento natural, no produce desechos contaminantes, ni basura. Estimula la creación de grupos Comunitarios de Apoyo, incluso los grupos de apoyo Madre-Madre, involucra plenamente a la comunidad, asociaciones civiles, dirigente políticos, entre otros actores. Las madres que lactan a sus hijos contribuyen a que menos infantes se enfermen y se mueran y a que haya menos gastos hospitalarios. Pero por encima de todas las cosas, las madres que dan lactancia materna a sus hijos le brindan la mayor suma de felicidad posible, construyendo una patria bolivariana de ciudadanos y ciudadanas plenos.
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