Terrorismo en el Metro

Por: Chevige González Marcó

El año pasado, previo al referéndum para la reforma constitucional el desabastecimiento de productos de primera necesidad se agudizó de forma alarmante, luego de conocidos los resultados, los ítems desaparecidos retornaron a los estantes comerciales como por arte de magia.

Es casi redundante decir, que eso fue parte de la estrategia de la oligarquía apátrida para derrotar la propuesta de reforma. En cierta forma, podemos afirmar, que junto a la cuña del abasto, y la apatía en ciertas zonas populares, el desabastecimiento fue una de los principales argumentos de la oposición.

Ahora para este proceso electoral nos tropezamos con los apagones y con otro problema mucho menos denunciado, como es el caos en el Metro de Caracas.

A menos de que alguien dentro de esa empresa estatal la tenga agarrada conmigo, he sido testigo de muy seguidas coincidencias de problemas en el funcionamiento del Metro de Caracas.

Los motores a máxima revolución, consigna ideada por los directivos de la empresa, es el continúo objeto de burla por parte de los usuarios que se ven severamente afectados por las fallas del medio de transporte más importante y barato de la capital.

La estrategia encaja perfectamente, durante las últimas semanas el atraso en la partida de trenes desde estaciones como Las Adjuntas se ha incrementado notablemente. En otras estaciones de uso masivo como Chacaito las escaleras mecánicas son inservibles y en un pasillo el aire acondicionado funciona a la inversa, es decir, produce calor intenso.

¿Coincidencias?, ¿casualidades?, no es extraño escuchar a señoras gritar a viva voz el calor que hace y los problemas que generan los retrasos en los trenes, razón tienen en quejarse, lo que pasa es que esas señoras tratan de llamar notablemente la atención de todo el mundo, lo cual es sospechoso.

Otra pieza que encaja en este escenario de terror, son las voces que cuando el tren entra en un túnel y allí se queda por minutos, con todo el mundo apretujado y el sudor corriendo, dicen a viva voz el tradicional: “tanta plata que dan a los extranjeros y no mantienen al metro, que desastre este gobierno”. Ante la desesperación que ocasionan los retrasos son pocos los que responden a la infundada sentencia. Allí gana espacio y electores por montones la oposición.

Los revolucionarios sabemos que el gobierno otorga el presupuesto adecuado para el metro y que además se ejecutan al mismo tiempo subterráneos en los Teques, Guarenas, Maracaibo y Valencia. Sabemos que el gobierno nacional no regala a otros países sino que practica un concepto solidario de la economía y el intercambio. Pero para muchos caraqueños lo que se palpa es que el metro no funciona y que alguien debe tener la culpa; que no basta con salir temprano de sus casas para evitar sufrir el mismo retraso que se podría sufrir en el transporte superficial.

Tengamos cuidado con lo que pasa en el metro, no descuidemos la mirada a lo que pasa allí, recordemos que ese medio de trasporte moviliza a la mayoría de los habitantes y electores de la Gran Caracas y el estado Miranda. No olvidemos que por el precio de los pasajes es el medio preferido por los sectores más pobres de la ciudad, por los trabajadores en general.

Si son los empleados que aplican operación morrocoy, hay responsabilidad en la directiva del metro que no aplican correctivos. Si es otra cosa bueno, serán más aún responsables los directivos… por cierto es extraño que lo único que parece que funcionaba en el metro era la repetición enfermiza de canciones del uribista colombiano llamado alias JUANES, podían fallar todas las escaleras mecánicas, pero no en todas las estaciones no te pelaban con una canción del mencionado seguidor del presidente colombiano.