AFP- El palestino Abu Yusef oye a diario el estruendo de los bombardeos israelíes en Beit Lahiya, su ciudad natal, pero sigue apoyando al Estado hebreo con la misma convicción que el día en que se alistó como agente secreto.
"Si dependiese de mí, Israel no sólo tomaría el control de Gaza sino también del resto del mundo árabe", afirma este jubilado de 60 años, sentado en el porche de su casa.
Abu Yusef vive en Sderot, en el sur de Israel, uno de los principales blancos desde hace ocho años de los cohetes palestinos disparados desde la franja de Gaza, a 5 km de allí.
Antes de instalarse aquí hace 16 años, Abu Yusef, que se niega a dar su verdadero nombre, trabajaba en Gaza como informante del ejército israelí.
Para los palestinos, es un "soplón" y un traidor. Podría ser condenado a muerte si fuese detenido por la policía de la Autoridad Palestina o simplemente ejecutado si lo capturase un grupo armado.
"Si las fuerzas israelíes volviesen a Gaza y tomasen el control, yo podría regresar, pero de otro modo estoy en peligro", admitió.Este palestino disfruta ahora, gracias a la nacionalidad israelí, de una vida apacible con sus seis hijos. Tiene una holgada pensión de jubilación y viven en una casa grande, en un barrio limpio y lleno de árboles.
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