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Burocratismo: enfermedad maligna de la Administración Pública


Por: Luis R Delgado J

Basta evaluar superficialmente la gestión pública, para darnos cuenta que la misma pese a los avances registrados, presenta una serie de fallas en su eficiencia, calidad y efectividad. Saltan a la vista una serie de detalles negativos vinculados con lo que se conoce como el Burocratismo, mal que las diversas revoluciones socialistas que se llevaron cabo en el siglo XX han intentado e intentaron resolver.

Dirigentes comunistas de la talla de Mao Tsetung y Ernesto Che Guevara, redactaron memorables líneas contra esta tara social que obstaculiza los cambios revolucionarios. Para el dirigente chino el burocratismo se evidenciaba en que “Algunos cuadros dirigentes ignoran los sufrimientos de las masas populares, desconocen la situación de los organismos de abajo que se hallan algo alejados de sus despachos, y no tienen noticia de que, entre los cuadros a nivel distrital, territorial y cantonal, existen muchos elementos malvados, culpables de numerosos casos de autoritarismo y violación de la ley y la disciplina; o, aunque conocen algo de esos elementos y casos, se muestran insensibles”, para Mao esto era causado porque “no se ha hecho un examen adecuado, o siquiera un simple examen, de los cuadros a diversos niveles”.

Aportando algunas ideas, una de las trabas de la burocracia que se expresa en el mal del burocratismo, es centrarse más en los mecanismos formales que en la resolución de los problemas prácticos más apremiantes para la comunidad. Muchas veces esto hace que los procedimientos sean engorrosos, lentos y poco operativos, lo que causa disgusto en el colectivo en general.

Por otro lado el Che del cual citaremos en extenso, nos explicaba que el “burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la "corte" del político de turno. En una sociedad capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente hermético como para apresar en sus mallas al pueblo”.

Con respecto a lo anterior pudiésemos agregar, que la Burocracia nace con el Estado mismo, es decir, desde los primeros momentos en que apareció el Estado en Egipto, Mesopotamia, Grecia, etc. hizo su aparición una serie de sujetos sociales vinculados a la acción estatal, lo anterior implica que la burocracia expresa el carácter de clase del Estado en cuestión. Ha existido una burocracia con características comunes y particulares para los Estados asiáticos, esclavistas, feudales, capitalistas (independientes y dependientes) y socialistas.

Técnicamente en un Estado determinado la burocracia (ojo existe la burocracia privada empresarial: gerentes, etc.) está formada por un conjunto de funcionarios (directivos, secretarios, supervisores, coordinadores, etc.) que ejercen funciones específicas en la resolución de tareas. Los burócratas son producto de la división social del trabajo (son trabajadores “pensantes”, técnicos o intelectuales). Están al margen del proceso productivo material de la sociedad, para poder dar racionalidad organizativa a las políticas que llevan a cabo cualquier Estado o empresa del cualquier tipo. Los burócratas pueden intervenir en acciones planificadoras o evaluadoras. Pudiésemos decir, que son sumamente necesarios para darle operatividad y orden a las distintas acciones (educación, salud, economía, gestión pública en general, etc.) que se tienen que llevar a cabo para el sano desenvolvimiento de la sociedad, mas aun la actual donde la complejidad institucional es enorme.

Sin embargo es recurrente que la Burocracia degenere en burocratismo, ya que ella tiene intereses propios. Sin ser una clase social propiamente dicha cuenta con intereses particulares que se oponen al colectivo. Esto explica porque muchas veces la burocracia en vez de actuar como personal técnico al servicio de la sociedad, se convierte en un sector que actúa en función de si mismo, convirtiéndose de esta forma en un estamento, cuyos intereses están alejados del resto de la sociedad.

En el caso del burocratismo en el proceso de construcción socialista el Che encontraba las siguientes causas:

“… Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual, agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales. Una de ellas es la falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal… Otra causa es la falta de organización. Al pretender destruir el "guerrillerismo" sin tener la suficiente experiencia administrativa, se producen disloques, cuellos de botellas, que frenan innecesariamente el flujo de las informaciones de las bases y de las instrucciones u órdenes emanadas de los aparatos centrales. A veces éstas, o aquellas, toman rumbos extraviados y, otras, se traducen en indicaciones mal vertidas, disparatadas, que contribuyen más a la distorsión. La falta de organización tiene como característica fundamental la falla en los métodos para encarar una situación dada… La tercera causa, muy importante, es la falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo. Al no poder hacerlo, deben reunirse muchas experiencias de pequeño valor y tratar de extraer de allí una conclusión. Las discusiones suelen volverse interminables, sin que ninguno de los expositores tenga la autoridad suficiente como para imponer su criterio. Después de una, dos, unas cuantas reuniones, el problema sigue vigente hasta que se resuelva por sí solo o hay que tomar una resolución cualquiera, por mala que sea…” (el subrayado es nuestro).

Estos problemas antes planteados tanto por Mao como por el Che son evidentes en el actual Proceso Bolivariano. El burocratismo es parte de lo que debemos corregir por medio de las tres R, es imprescindible un ejercicio autocrítico que nos permita solucionar la ignorancia e insensibilidad de los funcionarios públicos frente a los problemas más apremiantes del pueblo, es menester corregir las carencias ideológicas, organizativas y técnicas que hacen de nuestro Estado y sus instituciones ineficaces para la resolución de las problemáticas más apremiantes de la colectividad.

Lograr este objetivo no es fácil si tenemos en consideración que contamos con una burocracia atornillada producto del Estado (elefantiásico, según la expresión de un camarada) construido fundamentalmente durante el Puntofijismo. Esta burocracia parasita de la renta petrolera, es por lo tanto uno de los principales obstáculos para la profundización de la Revolución, derrotarla es impostergable para la solución de males afines tales como la corrupción y la impunidad.

Para tal fin damos dos soluciones políticas planteadas en el pasado por el Che y Mao Tsetung respectivamente, y que hoy son necesarias aplicar en Venezuela (teniendo en consideración nuestro contexto histórico particular). En primer lugar el revolucionario argentino-cubano nos plantea lo positivo que es impulsar “la educación continuada mediante la explicación concreta de las tareas, mediante la inculcación del interés a los empleados administrativos por su trabajo concreto, mediante el ejemplo de los trabajadores de vanguardia, por una parte, y las medidas drásticas de eliminar al parásito, ya sea el que esconde en su actitud una enemistad profunda hacia la sociedad socialista o al que está irremediablemente reñido con el trabajo”. Esto no debemos dejar de hacerlo, porque toda revolución debe revolucionar para triunfar la cultura, la moral, es decir, la conciencia, son necesarios nuevos seres humanos para una nueva sociedad.

En segundo lugar, Mao nos recomienda que los “comités del Partido a todos los niveles deben tomar la decisión de castigar a los elementos que hayan violado la ley y la disciplina y que sean odiados acerbamente por las masas y expulsarlos de los organismos del Partido y el gobierno, condenando a los peores a la pena máxima, de modo que el pueblo descargue su indignación y que los cuadros y masas reciban la educación correspondiente”. Hoy es impostergable erradicar la impunidad para que las masas incrementen su confianza al gobierno revolucionario.

En esta etapa de construcción del PSUV es muy importante que este cuente con una férrea disciplina que combata al interior de sus filas cualquier vicio de burocratismo, lo mismo vale para el conjunto de partidos revolucionarios y progresistas que acompañan este Proceso Bolivariano.

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