Agencias/ inSurGente.-
Tanto, que incluso se están modificando las agendas, como la de la Cumbre sobre cambio climático y los biocombustibles que iba a tener lugar en Roma en junio y que se ha sustituido por un Foro dedicado a frenar los precios de los alimentos. Tras hacer un llamamiento para que se pongan en marcha los mecanismos humanitarios con los que evitar hambrunas a gran escala en los países más afectados, Ban Ki-Moon citó ayer por encima la idea de una «revolución verde» como medida para frenar el aumento de los precios.
Intervención
A lo que se refiere es a la propuesta esbozada por la FAO hace algunos días y que consiste en incentivar la producción agrícola a través de facilidades y ayudas para la agricultura familiar, el consumo de todo tipo de productos nacionales, el cultivo ecológico y el autoabastecimiento alimentario de los países. La ONU se ve obligada a dar un requiebro para no entrar en las raices del problema, considera que el mercado global de alimentos básicos (como por ejemplo el del grano) es demasiado frágil y sensible a variaciones de precios imprevistas, por lo que los países que importan la mayor parte de lo que comen (la mayoría pobres, en África, Asia e Iberoamérica) están expuestos a padecer hambrunas frecuentemente.
Ante ello, la FAO propone que se potencie la agricultura tradicional y familiar, que se apliquen medidas de bajo impacto ecológico y que, poco a poco, se vaya disminuyendo el volumen de importación y exportación de alimentos.
Frente a la «revolución verde» de la ONU, muchas multinacionales y algunos expertos proponen que se impulsen los cultivos de variedades modificadas genéticamente. Sus lobbys aprovechan la coyuntura para instalar sus cultivos siniestros. Los defensores de la «opción tecnológica» creen que impulsando la agricultura tradicional y el modelo familiar será imposible dar de comer a la creciente población mundial y a los cientos de miles de automóviles que funcionan ya con biocombustibles vegetales, por lo que urgen avances en la investigación de semillas transgénicas.
Estabilización
Mientras se estudian apresuradamente las causas y efectos de la crisis alimentaria, los primeros informes indican que es poco probable que vayan a bajar los precios. Lo que se va a intentar es, más bien, estabilizarlos.
En cultivos como el trigo o el arroz, actualmente el mundo come más de lo que produce y estamos viviendo de lo almacenado en los últimos 40 años, en la recién acabada «era de los alimentos baratos» durante la que la comida apenas subió de precio durante décadas. «Igual que acabó la era del petróleo barato, se ha acabado la era de la comida barata», concluía un reciente informe del Banco Mundial. El capitalismo busca excusas ante la hecatombe.
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